Otra Mirada (VII)

DOMINE,

 

Quo vadis?

 

Aproximadamente a un kilómetro y medio a las afueras de la antigua muralla de la ciudad de Roma, en la Vía Apia, se encuentra una sencilla capilla llamada Domine, Quo Vadis, expresión latina que significa: “Señor, adónde vas?”.

 

La capilla debe su nombre a la historia que narra cómo Pedro, que huía temerosamente de Roma intentando salvar su vida de la persecución de Nerón, se topa con el Señor; le reconoce y le pregunta: “Domine, quo vadis?” y el Señor le responde: “Eo Romam iterum crucifigi” que significa: “Voy a Roma para ser crucificado de nuevo”. La respuesta sorprende a Pedro, desarma todas las argumentaciones de su huida y comprende que lo que realmente quiere el Señor no es que salve su vida, sino que la entregue generosamente junto a su pueblo. Así, con valentía y animado con La Palabra, vuelve a Roma y sufre el martirio con sus hermanos cristianos.

El más antiguo testamento que conservamos de esta valiosa historia la tenemos en el libro apócrifo Los hechos de Pedro, del siglo II. Pero se hizo famosa gracias a la novela Quo Vadis del escritor Henryk Sienkiewicz  y a la película del mismo título estrenada en 1951 y dirigida por Mervyn LeRoy, candidata a ocho premios Oscar.    

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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